Bienvenidos !!!

Los interesados favor escribir a

machosgaycr@gmail.com ,

con el correo que desean les sea aprobado el ingreso a la pagina,

ya que por su contenido el blog sera de carácter privado

( la cuenta debe ser de google o gmail )

martes, 4 de mayo de 2010

Relato Del odio al amor, sólo hay... una follada...



Chemito, nunca pensé en que acabaríamos así, con mi piel hirviendo y mojada pegada a la tuya, con nuestros cuerpos rogándonos que esto no acabe nunca… aunque no diré que no lo he soñado más de una vez, el follarte y dominarte hasta me ruegues y me pidas mucho más y que te entregaras completamente a mí… tal y como me lo acabas de pedir esta hermosa noche de feria en la que has sido mío y yo tuyo…
DEL ODIO AL AMOR, SÓLO HAY… UNA FOLLADA
Nuestros cuerpos estaban casi fundidos, temblando y chorreando en sudor. Nuestra respiración era muy agitada y costosa y me inundaba un agobiante olor a semen, macho y orín reconcentrado en aquel pequeño urinario. Parecíamos dos sucios cerdos, joder. Sentía cómo mi cabeza zumbaba por recibir aquel exceso de sangre que me que enviaba fuerte y de forma acelerada mi corazón. Podía notar su calor en mi espalda y su cálido aliento en mi cuello, mientras su polla seguía aún caliente y palpitante en mi interior y sus rugosos huevos rozándome el culo. Tenía la mente en blanco y sólo me quedaba sentir lo que mis sentidos captaban de mi alrededor, ya que mi raciocinio estuvo suprimido durante toda la puta noche por mis instintos bajos, hasta el punto de habérseme olvidado por unos minutos lo que aquel asqueroso cabrón me hizo pasar en el instituto. De repente despertó de aquel estado de letargo y súbitamente sacó su polla de mi culo y se alejó de mí, dejándome vacío de carne y provocándome unos escalofríos por la espalda al sentir el aire fresco. Se quedó a mi espalda en silencio mientras el semen se empezaba a deslizar por mi culo y mis ingles. Menuda sensación, joder.
Me desató en silencio, a lo cual casi me caigo al suelo de entumecidos que tenía los brazos y las piernas, pero él me cogió y me colocó en el suelo con suavidad, dejándome recostado. Parecía un muñeco enorme y pesado de lo exhausto que me dejó. Nacho entró en el urinal en donde me había follado, meó durante un rato, cogió un pañuelo de papel y me lo dio para que me limpiara. Se vistió, se arregló un poco y tras quedarse quieto unos segundos mirándome con una expresión que no sabría describir con palabras, se fue fríamente de allí.
Yo por mi parte, me levanté como pude y con el papel que me había dado me limpié rápidamente sentado en el wáter, recuperándome. Me subí los pantalones y los calzoncillos, y vistiéndome con mis pantalones y con lo poco que quedaba de mi camisa naranja, salí de los servicios. Andaba torpemente debido a mi dolor de culo cosa que no pasó inadvertida a los guiris que había esperando para entrar, que me miraban con cara de asombro y de enfado… a saber cuánto tiempo llevaban allí esperando a entrar o si nos habían oído la fiestecita íntima que me hizo el cabrón de Nacho. Preferí no pensar mucho en esa última posibilidad para no hundirme del todo, porque menuda vergüenza, coño.
Pasé por la pasarela de madera rápidamente para alejarme de allí, dirigiéndome hacia la pista de baile para buscar a Sergio y a Juanma. Allí estaban los dos, babeándoles a otras tías distintas a las de antes. Menudos cabronazos, ya veo que bien se preocupan por mí, pensé. Cuando me vieron pusieron una cara difícil de describir.
-¡Eeey tío! ¡Qué te ha "pasao", que te has "fumao" de golpe!- exclamó mi colega, Sergio.
-Pues… q-que me he entretenido un poco… en los servicios…- dije, mirando al suelo.
-¿Acaso has follado con una morsa o qué? Porque, vaya pintas de mugriento que traes, joder- me dijo con cara de asco mi otro "colega", Juanma. Me callé ante eso para no liarla, porque si no le hubiera dado unas cuantas hostias por la noche que me estaba dando, con sus borderías y gilipolleces. No sé cómo no se las había dado ya, joder. Porque era el hermano de mi colega Sergio, si no ya se las hubiera dado y con mucho gusto. Creo que era completamente mutuo ese pensamiento, debido a las miradas de asco y odio que me echaba de vez en cuando.
-Bueno tíos, yo ya me voy a mi casa, que estoy muerto.
-¿Ya te vas?- me preguntó Sergio con cara de pena. Puff, menudo pedo que tenía.
-Sí. Ya sabéis que mi casa está aquí al lado, cuando acabéis me dais un toque y os abro.
-No, no. Nos vamos nosotros también, tío.
-Joder, hermano- exclamó Juanma, denotando fastidio-… que se vaya él si quiere, nosotros…
-Si quieres te quedas tú sólo, yo me voy con Jose, que estoy también muerto.
Juanma miró a su hermano con asco y a mí con odio, pero accedió. Salimos del local y nos dirigimos hacia los aparcamientos. Iba muerto de vergüenza, debido también a la cara con la que se quedaron los seguratas de la entrada al verme con esas pintas de herido de guerra… aunque por suerte no eran de aquella pequeña ciudad tampoco, al igual que los guiris, sino hubiese sido la comidilla de las cotillas de allí. Miré hacia todos lados, buscando algo por entre la penumbra, un algo que preferí no pensar fríamente en lo que era. Pero no estaba. Me metí en el coche con desilusión pensando en lo patético que era. Patético y gilipollas, coño, encima de que me había tratado como a una mierda en el insti y luego como a una puta maricona en la feria… el tío cabrón ese. Incluso aún estaba temblando y lo peor es que no sabía decir si era de rabia o de cachondez, joder. Entonces arranqué el coche y nos fuimos.
Ellos eran de otro pueblo de Granada, y los había invitado el fin de semana último de la feria de mi pueblo. Nos quedamos en la casa de veraneo de mi familia para estar más tranquilos y aprovechar la cercanía de esta con el mar.
Llegamos a mi casa pocos minutos después, entramos con el sigilo que podía llevando a estos dos que iban pedos perdidos. Los guié a un cuarto contiguo al mío para que durmieran y me fui para mi cuarto directamente. Estaba sucio y olía a rayos, pero no tenía fuerzas para ir a la ducha, así que me desvestí hasta quedar en calzoncillos y me acosté. Cerré los ojos, aunque estuve dando vueltas en la cama durante casi dos horas devanándome los sesos sobre lo vivido en la feria y en los chiringuitos. Me quedaría dormido sobre las cinco, o así.
Estaba dormido profundamente cuando de repente sonó mi móvil. Tardé un rato en espabilarme y asimilar que me estaban llamando. Alargué el brazo, aún tumbado y lo empecé a buscar por encima de mi escritorio con mala hostia, mientras miraba la hora en mi despertador, eran las once menos cuarto. Joder, quien coño sería. Era un número privado, así que supuse que era alguna compañía de teléfonos para darme el tostón de que me cambiara. Lo cogí con mala hostia.
-A ver, ¡¿qué coño queréis, joder?!.
-No quiero un coño… quiero tu culo, putón.
No eran de una compañía de teléfonos. Aquella voz grave, aquel tono de chulo imbécil. Era él, el hijo de la gran puta de Nacho. Algo dentro de mí empezó a vibrar, dejándome sin habla. No me vi la cara, pero seguro que la tenía blanca, joder. Me levanté de golpe de la cama movido por la rabia.
-¡¡Maldito cerdo cabrón!!- le dije con la cara desencajada.
-Ey, ey, ey ¡Vaya energía que tienes por la mañana! Ya veo que te has recuperado bien de la follada de anoche, ¿no, putita?.
-Eres un hijo de puta cobarde. La follada de anoche, como tú la llamas, fue una violación en toda regla. ¡Cabronazo!- dije sentándome en mi cama, temblando completamente por la rabia que sentía.
-Uummm. Me encanta verte cuando te cabreas. Se te hincha una vena en el cuello que dan ganas de morder. Te pones con el sexapil por las nubes, ja, ja, ja.
-¡Ni sexapil, ni pollas, hijo de puta!.
Aquellas palabras dichas con esa voz tan sugerente me derritieron y me llevaron de aquel estado de furia a la excitación masiva de todo mi cuerpo. Mis rodillas empezaron a temblar y mi polla empezó a convulsionar como una loca.
-Pufff, además ese cojuntito de camisetita pegada y gayumbos a rayas apretaditos me encanta… sobre todo ese bultazo prominente que te está creciendo y que está vomitando preseminal- de repente de mi polla vibró fuertemente del morbo que me dió, quedándome con una cara de gilipollas cachondo que no podía conmigo mismo. Creí que me había corrido, pero no había sido así. Me mordí el labio de una forma automática.
- … por Dios, no te muerdas así el labio, que pareces un putón cachondo y me hinchas la polla aún más de lo que la tengo…
-¿¡Qu… qué!?- sentí que mi estómago se me encogió de repente y de cómo un escalofrío me recorrió la espalda. Empecé a mirar a mi alrededor asustado y me levante para mirar por la ventana, buscando un algo que no sabía o que no quería aceptar que era aunque fuera evidente. Me estaba vigilando ¡Maldito cabrón!.
-Ja, ja, ja, ja, no me busques más, que no me vas a encontrar- rio divertido.
-¡ Serás… serás !- le empecé a gritar muerto de la rabia.
-¿Qué soy, Chemito? ¿tu macho? ¿el que te vuelve loquito de placer y saca de ti tu lado más putonzuelo? Ji, ji, ji, ji. Es mejor que controles esa deliciosa lengüecita que tienes, si no quieres que me cabree…- me dijo, cambiando su tono jocoso por otro amenazante.
-Te creerás que te tengo miedo, ¿no, mamonazo?. El que tendría que tenerlo eres tú…
-¡Vaya! Así que el nenaza me va a pegar, ¿no?- dijo con tono burlón- ¿Desde cuándo un amo tiene miedo de su perra? Unos azotitos en el culo, y te quedarás sumisito… uummm.
-¡¡Cállate!!- le grité con furia- Que sepas que te tendré preparado un regalito muuuy especial, y te lo pienso restregar en tu puta cara.
-Uummm, a ver, sorpréndeme…
-En nuestro próximo encuentro te tendré preparada una denuncia por violación y por agresión que se te va a caer ese pelo de chulo-playa que tienes ¡a ver si te hace tanta gracia, gilipollas!- le grité con voz temblorosa por la excitación.
-… - guardó silencio. Parecía que al fin lo tenía agarrado por los huevos, al muy mamonazo. De repente empezó a hablar.
-Vaya, vaya. El niñito de papá piensa de vez en cuando y todo. Sólo hay un pequeño detalle que el calentón te impide ver, ¿cómo lo vas a demostrar?.
-Tengo evidencias físicas de ello en mi cuerpo; los moratones en mi abdomen, el diente roto, los desgarros en mi recto y tu semen en el pañuelo que me diste. ¡Te vas a cagar, chaval!.
-No tienes nada que diga que te violé, sólo tienes evidencias físicas de que te gusta el sexo duro como la fulana que eres, nada más- me dijo tan tranquilamente. ¡Aaahg! Cómo odiaba eso de él. Quería tenerlo en mis manos pero el muy cabrón era un tempano de hielo.
-En ese caso sería tu palabra contra la mía, chulito de mierda. Piénsalo, aunque odie admitirlo yo soy el hijo de un importante empresario y tú un don nadie. A ver a quién van a creer antes.
Se quedó un momento en silencio, al fin lo había dejado k.o. Pero de repente empezó a reír a carcajada limpia.
-¡¿Se puede saber de qué coño te ríes ahora?!- le grité, molesto.
-Ja, ja, ja, ja, ja. Ese golpe ha sido muy bueno, te felicito. Pero no has tenido en cuenta otro pequeño detalle… es tu palabra, contra… bueno, digamos que contra la tuya también, ji, ji, ji- me quedé con cara de escéptico-… no me pongas esa cara, lo vas a entender en un santiamén si miras el ordenador…- colgó.
Yo no sabía cómo coño lo hacía, pero siempre conseguía ponerme nervioso, incluso en los momentos en los que yo tenía ventaja sobre él. Me quedé un poco extrañado mirando el ordenador, pero al final decidí mirar mi correo electrónico. Estuve esperando unos segundos, y de repente, me llegó un archivo. Estuve inmóvil con el corazón palpitante, mirándolo, hasta que me armé de valor y lo abrí. Simplemente, no me podía creer lo que veían mis ojos. Era un video, un puto video de 10 segundos que había destrozado mi plan completamente. En ese video aparecía yo, atado a una pequeña puerta, como de urinario, desnudo de rodillas para arriba. Me veía retorciéndome por completo, gimiendo, gritando y llorando y a Nacho detrás de mí riendo sádicamente mientras se veía su mano moviéndose y metiéndose en mi culo. Había sido editado a su antojo, y sólo se escuchaban las frases que a él salió de los huevos: "¿Perdona? Es que en mi posición no te oigo bien… repítemelo gritándolo, rogándomelo y sobre todo con la educación que se merece tu amo, perra" "¡uummm!... ¡¡fóllame… fóllame, por favor!! ¡Necesito correrme ya, lo necesito, por favor!".
Me quedé perplejo y petrificado, con las cejas enarcadas y con la boca abierta, mientras aquel video se repetía una y otra vez. Mi pene estaba a reventar, erecto, caliente y vibrante, vomitando trallazos de preseminal cada vez que se repetía el puto video de los cojones y me escuchaba gemir de esa forma tan ridícula y a la vez cachonda. Mi móvil el que sonó. Lo cogí con el pulso tembloroso.
-¡¿Q-q…qué cojones significa esto?!
-¿Qué te parece el video, Chemito? ¿A que es muy artístico? Ji, ji, ji, ji.
-E-est… esto s-sólo corrobora mi teoría. Hay que ser gilipollas para grabar una violación que tú mismo has hecho- dije entrecortadamente debido a mi excitación.
-¿Ah, sí? ¿Desde cuándo follar de forma un poco dominante y encima con el consentimiento del follado es violación? ¿O ves acaso en el video que tenga yo algún arma como para poder obligarte a ello?- me dijo con tranquilidad y tras unos segundos en silencio, prosiguió-… si te follé fue porque tú me lo pediste en un ataque de cachondez y si te arrepientes ahora, es tu problema. Y sí, puede que mis métodos de convencimiento no fueran pacíficos, pero eso para tu desgracia no aparece en el video. Mala suerte, ja, ja, ja.
Mi cara tras eso, era un poema. No sólo me había desmantelado mi plan, sino que había puesto la situación encima de todo para que él tuviera razón. Cabrón.
-Hijo de… puta- balbuceé con la voz temblorosa.
-Uummm, por lo que veo te ha gustado el video, ¿no? Ja, ja, ja, ja. Pues solo has visto una pequeñísima parte de él… si vieras qué caras más graciosas pones durante la torturita esa que te hice.
-¡Te juro que no te saldrás con la tuya, maricón de mierda!- dije levantándome de repente, aunque aún me temblaban las piernas por la excitación.
-Uuuy esa boquita, Chemito… que te tendré que usar mis métodos de reeducación, y no queremos que eso pase, ¿no?… además, visto lo visto, no me puedes llamar precisamente tu maricón. Yo simplemente tenía un calentón que tu mismo provocaste en los servicios con la gloriosa mamada que me hiciste. De recordarlo sólo es que me vuelvo loco…- me empezó a decir de manera sugerente y con la voz entrecortada por la excitación-… ¿por qué no te quitas esos calzoncillos a rayas que llevas, zorrón? Seguro que ahora incluso estas deseando hacerte una paja y todo a mi salud…
Me estremecí con aquello. Ya no cabía duda de que me estaba vigilando desde algún lugar de la calle, con unos prismáticos o qué sé yo… pero lo peor de todo es que me estaba empezando a dar un morbo toda esa situación que no podía con él. Empecé a sudar y a jadear.
-Uummm, ya casi me está goteando el líquido preseminal de la polla… te tiene que encantar chuparlo… ¿no, Chemito?- me confesó, a lo que yo no pude contestar- …no sabes las ganas que tengo de apretarte los huevos como hice en los chiringuitos y así volverte loco de placer para follarte, ji, ji, ji, ji.
-S-si quieres hacerlo y si te queda alguna extremidad entera cuando acabe contigo, hazlo, ¡a ver si tienes huevos!- dije con rabia y excitación.
-Qué más quisieras, putita, que estás deseando devorar y saborear cada centímetro de la piel de mi cipote, tal y como me hiciste…- me volví a quedar sin habla y con la respiración agitada; el muy cerdo se estaba regodeando en lo que casi me obligó hacer en la feria, y encima justamente era eso lo que me estaba dando aquel morbo. El rió levemente, seguramente que había escuchado mi respiración entrecortada-…tú ten paciencia… que pronto me volverás a rogar que te folle sin compasión…
-¡Pero tú, tú quién cojones te cr…!
-Hasta nuestra próxima follada, Chemito…- y tras mandarme un beso suave por teléfono, colgó. Me dejó temblando y muerto de cachondez con esas últimas palabras, y yo cómo un imbécil, me dejé llevar por mis instintos.
Me dirigí hacia la ventana para cerrarla por completo. Encendí mi lamparita y me tumbé en mi cama. No sé por qué lo hice, pero me empecé a quitar los calzoncillos, hasta que mi polla salió disparada hacia arriba golpeándome el abdomen.
Entonces empecé a apretármela, y a ordeñármela fuertemente, hasta que me salió un buen borbotón de líquido preseminal. Me acaricié el glande con la mano para cogerlo todo y me lo empecé a masajear con suavidad. Gemí fuertemente, mientras sentía que un escalofrío me recorría por completo la espina dorsal. Me cogí el prepucio y con extrema suavidad, me lo descapullé, a la vez que me masajeaba los huevos de la misma forma que él me hizo hacía ya unas cuantas horas. Me mordí el labio con fuerza, y mi respiración se volvió cada vez más irregular.
-Uummm, sí, ¡Dioss!- gemí de forma delirante. Estaba completamente fuera de mí.
Cada vez me retorcía más y más a medida que incrementaba el ritmo del pajeo, y a la vez estaba empezando a acariciarme fuertemente con la mano izquierda el perineo, acercándome cada vez más a mi esfínter.
-Aaah, ¡uhg!- me hinqué el dedo de golpe, ayudado por el sudor de mi cuerpo y de mi líquido preseminal. Tuve que morderme el labio para no gritar de dolor, pero en vez de acobardarme, me masajeé el culo con más rudeza aún. Respiraba de manera costosa y el sudor ya me empapaba la frente y todo el cuerpo. Me saqué el dedo poco a poco mientras sentía una horrible sensación de placer y que mis fuerzas me estaban abandonando por completo. Me lo volví a meter rápidamente aunque ésta vez fueron dos dedos y repetí lo del masaje en círculos de forma ruda. Esta vez tuve que morder la almohada para que no se me escuchara el alarido de dolor y placer que di. Aceleré aún más el magreo a mi polla mientras con la otra mano seguía con aquel bombeo circular tan fuerte que me volvía loco y me hacía jadear como un puerco en celo… hasta que no pude más y tras unos segundos que me supieron a gloria, di un alarido, apenas ahogado por la almohada, y me inundé en abdomen con mi lefa caliente. Creí que me moría con cada uno, ya que salía muy abundantemente. Joder.
Durante unos segundos estuve recuperando la respiración, mientras me masajeaba el glande de forma estremecedora y me sacaba los dedos del culo. En ese momento y aunque odiaba reconocerlo empecé a ser consciente de que mis sentimientos hacia ese cerdo de Nacho estaban más confundidos que nunca, ya que él había trastocado en mí un algo que creía arraigado desde siempre…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Machosgaycr