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miércoles, 5 de mayo de 2010


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martes, 4 de mayo de 2010

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Relato Del odio al amor, sólo hay... una follada...



Chemito, nunca pensé en que acabaríamos así, con mi piel hirviendo y mojada pegada a la tuya, con nuestros cuerpos rogándonos que esto no acabe nunca… aunque no diré que no lo he soñado más de una vez, el follarte y dominarte hasta me ruegues y me pidas mucho más y que te entregaras completamente a mí… tal y como me lo acabas de pedir esta hermosa noche de feria en la que has sido mío y yo tuyo…
DEL ODIO AL AMOR, SÓLO HAY… UNA FOLLADA
Nuestros cuerpos estaban casi fundidos, temblando y chorreando en sudor. Nuestra respiración era muy agitada y costosa y me inundaba un agobiante olor a semen, macho y orín reconcentrado en aquel pequeño urinario. Parecíamos dos sucios cerdos, joder. Sentía cómo mi cabeza zumbaba por recibir aquel exceso de sangre que me que enviaba fuerte y de forma acelerada mi corazón. Podía notar su calor en mi espalda y su cálido aliento en mi cuello, mientras su polla seguía aún caliente y palpitante en mi interior y sus rugosos huevos rozándome el culo. Tenía la mente en blanco y sólo me quedaba sentir lo que mis sentidos captaban de mi alrededor, ya que mi raciocinio estuvo suprimido durante toda la puta noche por mis instintos bajos, hasta el punto de habérseme olvidado por unos minutos lo que aquel asqueroso cabrón me hizo pasar en el instituto. De repente despertó de aquel estado de letargo y súbitamente sacó su polla de mi culo y se alejó de mí, dejándome vacío de carne y provocándome unos escalofríos por la espalda al sentir el aire fresco. Se quedó a mi espalda en silencio mientras el semen se empezaba a deslizar por mi culo y mis ingles. Menuda sensación, joder.
Me desató en silencio, a lo cual casi me caigo al suelo de entumecidos que tenía los brazos y las piernas, pero él me cogió y me colocó en el suelo con suavidad, dejándome recostado. Parecía un muñeco enorme y pesado de lo exhausto que me dejó. Nacho entró en el urinal en donde me había follado, meó durante un rato, cogió un pañuelo de papel y me lo dio para que me limpiara. Se vistió, se arregló un poco y tras quedarse quieto unos segundos mirándome con una expresión que no sabría describir con palabras, se fue fríamente de allí.
Yo por mi parte, me levanté como pude y con el papel que me había dado me limpié rápidamente sentado en el wáter, recuperándome. Me subí los pantalones y los calzoncillos, y vistiéndome con mis pantalones y con lo poco que quedaba de mi camisa naranja, salí de los servicios. Andaba torpemente debido a mi dolor de culo cosa que no pasó inadvertida a los guiris que había esperando para entrar, que me miraban con cara de asombro y de enfado… a saber cuánto tiempo llevaban allí esperando a entrar o si nos habían oído la fiestecita íntima que me hizo el cabrón de Nacho. Preferí no pensar mucho en esa última posibilidad para no hundirme del todo, porque menuda vergüenza, coño.
Pasé por la pasarela de madera rápidamente para alejarme de allí, dirigiéndome hacia la pista de baile para buscar a Sergio y a Juanma. Allí estaban los dos, babeándoles a otras tías distintas a las de antes. Menudos cabronazos, ya veo que bien se preocupan por mí, pensé. Cuando me vieron pusieron una cara difícil de describir.
-¡Eeey tío! ¡Qué te ha "pasao", que te has "fumao" de golpe!- exclamó mi colega, Sergio.
-Pues… q-que me he entretenido un poco… en los servicios…- dije, mirando al suelo.
-¿Acaso has follado con una morsa o qué? Porque, vaya pintas de mugriento que traes, joder- me dijo con cara de asco mi otro "colega", Juanma. Me callé ante eso para no liarla, porque si no le hubiera dado unas cuantas hostias por la noche que me estaba dando, con sus borderías y gilipolleces. No sé cómo no se las había dado ya, joder. Porque era el hermano de mi colega Sergio, si no ya se las hubiera dado y con mucho gusto. Creo que era completamente mutuo ese pensamiento, debido a las miradas de asco y odio que me echaba de vez en cuando.
-Bueno tíos, yo ya me voy a mi casa, que estoy muerto.
-¿Ya te vas?- me preguntó Sergio con cara de pena. Puff, menudo pedo que tenía.
-Sí. Ya sabéis que mi casa está aquí al lado, cuando acabéis me dais un toque y os abro.
-No, no. Nos vamos nosotros también, tío.
-Joder, hermano- exclamó Juanma, denotando fastidio-… que se vaya él si quiere, nosotros…
-Si quieres te quedas tú sólo, yo me voy con Jose, que estoy también muerto.
Juanma miró a su hermano con asco y a mí con odio, pero accedió. Salimos del local y nos dirigimos hacia los aparcamientos. Iba muerto de vergüenza, debido también a la cara con la que se quedaron los seguratas de la entrada al verme con esas pintas de herido de guerra… aunque por suerte no eran de aquella pequeña ciudad tampoco, al igual que los guiris, sino hubiese sido la comidilla de las cotillas de allí. Miré hacia todos lados, buscando algo por entre la penumbra, un algo que preferí no pensar fríamente en lo que era. Pero no estaba. Me metí en el coche con desilusión pensando en lo patético que era. Patético y gilipollas, coño, encima de que me había tratado como a una mierda en el insti y luego como a una puta maricona en la feria… el tío cabrón ese. Incluso aún estaba temblando y lo peor es que no sabía decir si era de rabia o de cachondez, joder. Entonces arranqué el coche y nos fuimos.
Ellos eran de otro pueblo de Granada, y los había invitado el fin de semana último de la feria de mi pueblo. Nos quedamos en la casa de veraneo de mi familia para estar más tranquilos y aprovechar la cercanía de esta con el mar.
Llegamos a mi casa pocos minutos después, entramos con el sigilo que podía llevando a estos dos que iban pedos perdidos. Los guié a un cuarto contiguo al mío para que durmieran y me fui para mi cuarto directamente. Estaba sucio y olía a rayos, pero no tenía fuerzas para ir a la ducha, así que me desvestí hasta quedar en calzoncillos y me acosté. Cerré los ojos, aunque estuve dando vueltas en la cama durante casi dos horas devanándome los sesos sobre lo vivido en la feria y en los chiringuitos. Me quedaría dormido sobre las cinco, o así.
Estaba dormido profundamente cuando de repente sonó mi móvil. Tardé un rato en espabilarme y asimilar que me estaban llamando. Alargué el brazo, aún tumbado y lo empecé a buscar por encima de mi escritorio con mala hostia, mientras miraba la hora en mi despertador, eran las once menos cuarto. Joder, quien coño sería. Era un número privado, así que supuse que era alguna compañía de teléfonos para darme el tostón de que me cambiara. Lo cogí con mala hostia.
-A ver, ¡¿qué coño queréis, joder?!.
-No quiero un coño… quiero tu culo, putón.
No eran de una compañía de teléfonos. Aquella voz grave, aquel tono de chulo imbécil. Era él, el hijo de la gran puta de Nacho. Algo dentro de mí empezó a vibrar, dejándome sin habla. No me vi la cara, pero seguro que la tenía blanca, joder. Me levanté de golpe de la cama movido por la rabia.
-¡¡Maldito cerdo cabrón!!- le dije con la cara desencajada.
-Ey, ey, ey ¡Vaya energía que tienes por la mañana! Ya veo que te has recuperado bien de la follada de anoche, ¿no, putita?.
-Eres un hijo de puta cobarde. La follada de anoche, como tú la llamas, fue una violación en toda regla. ¡Cabronazo!- dije sentándome en mi cama, temblando completamente por la rabia que sentía.
-Uummm. Me encanta verte cuando te cabreas. Se te hincha una vena en el cuello que dan ganas de morder. Te pones con el sexapil por las nubes, ja, ja, ja.
-¡Ni sexapil, ni pollas, hijo de puta!.
Aquellas palabras dichas con esa voz tan sugerente me derritieron y me llevaron de aquel estado de furia a la excitación masiva de todo mi cuerpo. Mis rodillas empezaron a temblar y mi polla empezó a convulsionar como una loca.
-Pufff, además ese cojuntito de camisetita pegada y gayumbos a rayas apretaditos me encanta… sobre todo ese bultazo prominente que te está creciendo y que está vomitando preseminal- de repente de mi polla vibró fuertemente del morbo que me dió, quedándome con una cara de gilipollas cachondo que no podía conmigo mismo. Creí que me había corrido, pero no había sido así. Me mordí el labio de una forma automática.
- … por Dios, no te muerdas así el labio, que pareces un putón cachondo y me hinchas la polla aún más de lo que la tengo…
-¿¡Qu… qué!?- sentí que mi estómago se me encogió de repente y de cómo un escalofrío me recorrió la espalda. Empecé a mirar a mi alrededor asustado y me levante para mirar por la ventana, buscando un algo que no sabía o que no quería aceptar que era aunque fuera evidente. Me estaba vigilando ¡Maldito cabrón!.
-Ja, ja, ja, ja, no me busques más, que no me vas a encontrar- rio divertido.
-¡ Serás… serás !- le empecé a gritar muerto de la rabia.
-¿Qué soy, Chemito? ¿tu macho? ¿el que te vuelve loquito de placer y saca de ti tu lado más putonzuelo? Ji, ji, ji, ji. Es mejor que controles esa deliciosa lengüecita que tienes, si no quieres que me cabree…- me dijo, cambiando su tono jocoso por otro amenazante.
-Te creerás que te tengo miedo, ¿no, mamonazo?. El que tendría que tenerlo eres tú…
-¡Vaya! Así que el nenaza me va a pegar, ¿no?- dijo con tono burlón- ¿Desde cuándo un amo tiene miedo de su perra? Unos azotitos en el culo, y te quedarás sumisito… uummm.
-¡¡Cállate!!- le grité con furia- Que sepas que te tendré preparado un regalito muuuy especial, y te lo pienso restregar en tu puta cara.
-Uummm, a ver, sorpréndeme…
-En nuestro próximo encuentro te tendré preparada una denuncia por violación y por agresión que se te va a caer ese pelo de chulo-playa que tienes ¡a ver si te hace tanta gracia, gilipollas!- le grité con voz temblorosa por la excitación.
-… - guardó silencio. Parecía que al fin lo tenía agarrado por los huevos, al muy mamonazo. De repente empezó a hablar.
-Vaya, vaya. El niñito de papá piensa de vez en cuando y todo. Sólo hay un pequeño detalle que el calentón te impide ver, ¿cómo lo vas a demostrar?.
-Tengo evidencias físicas de ello en mi cuerpo; los moratones en mi abdomen, el diente roto, los desgarros en mi recto y tu semen en el pañuelo que me diste. ¡Te vas a cagar, chaval!.
-No tienes nada que diga que te violé, sólo tienes evidencias físicas de que te gusta el sexo duro como la fulana que eres, nada más- me dijo tan tranquilamente. ¡Aaahg! Cómo odiaba eso de él. Quería tenerlo en mis manos pero el muy cabrón era un tempano de hielo.
-En ese caso sería tu palabra contra la mía, chulito de mierda. Piénsalo, aunque odie admitirlo yo soy el hijo de un importante empresario y tú un don nadie. A ver a quién van a creer antes.
Se quedó un momento en silencio, al fin lo había dejado k.o. Pero de repente empezó a reír a carcajada limpia.
-¡¿Se puede saber de qué coño te ríes ahora?!- le grité, molesto.
-Ja, ja, ja, ja, ja. Ese golpe ha sido muy bueno, te felicito. Pero no has tenido en cuenta otro pequeño detalle… es tu palabra, contra… bueno, digamos que contra la tuya también, ji, ji, ji- me quedé con cara de escéptico-… no me pongas esa cara, lo vas a entender en un santiamén si miras el ordenador…- colgó.
Yo no sabía cómo coño lo hacía, pero siempre conseguía ponerme nervioso, incluso en los momentos en los que yo tenía ventaja sobre él. Me quedé un poco extrañado mirando el ordenador, pero al final decidí mirar mi correo electrónico. Estuve esperando unos segundos, y de repente, me llegó un archivo. Estuve inmóvil con el corazón palpitante, mirándolo, hasta que me armé de valor y lo abrí. Simplemente, no me podía creer lo que veían mis ojos. Era un video, un puto video de 10 segundos que había destrozado mi plan completamente. En ese video aparecía yo, atado a una pequeña puerta, como de urinario, desnudo de rodillas para arriba. Me veía retorciéndome por completo, gimiendo, gritando y llorando y a Nacho detrás de mí riendo sádicamente mientras se veía su mano moviéndose y metiéndose en mi culo. Había sido editado a su antojo, y sólo se escuchaban las frases que a él salió de los huevos: "¿Perdona? Es que en mi posición no te oigo bien… repítemelo gritándolo, rogándomelo y sobre todo con la educación que se merece tu amo, perra" "¡uummm!... ¡¡fóllame… fóllame, por favor!! ¡Necesito correrme ya, lo necesito, por favor!".
Me quedé perplejo y petrificado, con las cejas enarcadas y con la boca abierta, mientras aquel video se repetía una y otra vez. Mi pene estaba a reventar, erecto, caliente y vibrante, vomitando trallazos de preseminal cada vez que se repetía el puto video de los cojones y me escuchaba gemir de esa forma tan ridícula y a la vez cachonda. Mi móvil el que sonó. Lo cogí con el pulso tembloroso.
-¡¿Q-q…qué cojones significa esto?!
-¿Qué te parece el video, Chemito? ¿A que es muy artístico? Ji, ji, ji, ji.
-E-est… esto s-sólo corrobora mi teoría. Hay que ser gilipollas para grabar una violación que tú mismo has hecho- dije entrecortadamente debido a mi excitación.
-¿Ah, sí? ¿Desde cuándo follar de forma un poco dominante y encima con el consentimiento del follado es violación? ¿O ves acaso en el video que tenga yo algún arma como para poder obligarte a ello?- me dijo con tranquilidad y tras unos segundos en silencio, prosiguió-… si te follé fue porque tú me lo pediste en un ataque de cachondez y si te arrepientes ahora, es tu problema. Y sí, puede que mis métodos de convencimiento no fueran pacíficos, pero eso para tu desgracia no aparece en el video. Mala suerte, ja, ja, ja.
Mi cara tras eso, era un poema. No sólo me había desmantelado mi plan, sino que había puesto la situación encima de todo para que él tuviera razón. Cabrón.
-Hijo de… puta- balbuceé con la voz temblorosa.
-Uummm, por lo que veo te ha gustado el video, ¿no? Ja, ja, ja, ja. Pues solo has visto una pequeñísima parte de él… si vieras qué caras más graciosas pones durante la torturita esa que te hice.
-¡Te juro que no te saldrás con la tuya, maricón de mierda!- dije levantándome de repente, aunque aún me temblaban las piernas por la excitación.
-Uuuy esa boquita, Chemito… que te tendré que usar mis métodos de reeducación, y no queremos que eso pase, ¿no?… además, visto lo visto, no me puedes llamar precisamente tu maricón. Yo simplemente tenía un calentón que tu mismo provocaste en los servicios con la gloriosa mamada que me hiciste. De recordarlo sólo es que me vuelvo loco…- me empezó a decir de manera sugerente y con la voz entrecortada por la excitación-… ¿por qué no te quitas esos calzoncillos a rayas que llevas, zorrón? Seguro que ahora incluso estas deseando hacerte una paja y todo a mi salud…
Me estremecí con aquello. Ya no cabía duda de que me estaba vigilando desde algún lugar de la calle, con unos prismáticos o qué sé yo… pero lo peor de todo es que me estaba empezando a dar un morbo toda esa situación que no podía con él. Empecé a sudar y a jadear.
-Uummm, ya casi me está goteando el líquido preseminal de la polla… te tiene que encantar chuparlo… ¿no, Chemito?- me confesó, a lo que yo no pude contestar- …no sabes las ganas que tengo de apretarte los huevos como hice en los chiringuitos y así volverte loco de placer para follarte, ji, ji, ji, ji.
-S-si quieres hacerlo y si te queda alguna extremidad entera cuando acabe contigo, hazlo, ¡a ver si tienes huevos!- dije con rabia y excitación.
-Qué más quisieras, putita, que estás deseando devorar y saborear cada centímetro de la piel de mi cipote, tal y como me hiciste…- me volví a quedar sin habla y con la respiración agitada; el muy cerdo se estaba regodeando en lo que casi me obligó hacer en la feria, y encima justamente era eso lo que me estaba dando aquel morbo. El rió levemente, seguramente que había escuchado mi respiración entrecortada-…tú ten paciencia… que pronto me volverás a rogar que te folle sin compasión…
-¡Pero tú, tú quién cojones te cr…!
-Hasta nuestra próxima follada, Chemito…- y tras mandarme un beso suave por teléfono, colgó. Me dejó temblando y muerto de cachondez con esas últimas palabras, y yo cómo un imbécil, me dejé llevar por mis instintos.
Me dirigí hacia la ventana para cerrarla por completo. Encendí mi lamparita y me tumbé en mi cama. No sé por qué lo hice, pero me empecé a quitar los calzoncillos, hasta que mi polla salió disparada hacia arriba golpeándome el abdomen.
Entonces empecé a apretármela, y a ordeñármela fuertemente, hasta que me salió un buen borbotón de líquido preseminal. Me acaricié el glande con la mano para cogerlo todo y me lo empecé a masajear con suavidad. Gemí fuertemente, mientras sentía que un escalofrío me recorría por completo la espina dorsal. Me cogí el prepucio y con extrema suavidad, me lo descapullé, a la vez que me masajeaba los huevos de la misma forma que él me hizo hacía ya unas cuantas horas. Me mordí el labio con fuerza, y mi respiración se volvió cada vez más irregular.
-Uummm, sí, ¡Dioss!- gemí de forma delirante. Estaba completamente fuera de mí.
Cada vez me retorcía más y más a medida que incrementaba el ritmo del pajeo, y a la vez estaba empezando a acariciarme fuertemente con la mano izquierda el perineo, acercándome cada vez más a mi esfínter.
-Aaah, ¡uhg!- me hinqué el dedo de golpe, ayudado por el sudor de mi cuerpo y de mi líquido preseminal. Tuve que morderme el labio para no gritar de dolor, pero en vez de acobardarme, me masajeé el culo con más rudeza aún. Respiraba de manera costosa y el sudor ya me empapaba la frente y todo el cuerpo. Me saqué el dedo poco a poco mientras sentía una horrible sensación de placer y que mis fuerzas me estaban abandonando por completo. Me lo volví a meter rápidamente aunque ésta vez fueron dos dedos y repetí lo del masaje en círculos de forma ruda. Esta vez tuve que morder la almohada para que no se me escuchara el alarido de dolor y placer que di. Aceleré aún más el magreo a mi polla mientras con la otra mano seguía con aquel bombeo circular tan fuerte que me volvía loco y me hacía jadear como un puerco en celo… hasta que no pude más y tras unos segundos que me supieron a gloria, di un alarido, apenas ahogado por la almohada, y me inundé en abdomen con mi lefa caliente. Creí que me moría con cada uno, ya que salía muy abundantemente. Joder.
Durante unos segundos estuve recuperando la respiración, mientras me masajeaba el glande de forma estremecedora y me sacaba los dedos del culo. En ese momento y aunque odiaba reconocerlo empecé a ser consciente de que mis sentimientos hacia ese cerdo de Nacho estaban más confundidos que nunca, ya que él había trastocado en mí un algo que creía arraigado desde siempre…

Relato Nuevos vecinos


Tras 16 años teniendo a mis vecinos como una gran familia con la que compartíamos todo, incluida la terraza, al final decidieron mudarse. No sé si para bien o para mal.
Un día cualquiera, tras llegar del colegio, vi a mis padres charlando con una pareja algo mayor que ellos. Al parecer eran los nuevos vecinos. Venían con algunos muebles y demás para ir acomodándose. La verdad es que no me disgusto la idea de tener a un vecino madurito con pinta de oso, bien fuerte... pero lo mejor llego al día siguiente, cuando llamaron al timbre. Fui a abrir la puerta y ahí estaba un santo varón, alto, de pelo rubio oscuro, con ojos verdes esmeralda, labios carnosos y bastante tul lidito con una camiseta que dejaba ver sus musculosos brazos.
- Hola, buenos días, soy Toni, el nuevo vecino - dijo el chico - ¿Esta tu madre?
- ¡¡Ah, hola!! Yo soy Rubén. Bueno ahora mismo no está - dije tragando saliva - pero puedes darme el recado a mí.
- Ah muy bien. Era para comentaros a todos en general ... bueno que mis padres y yo vamos a hacer una fiesta de bienvenida el sábado y que si queréis, pasaros.
- Ah, estupendo, ahí estaremos Toni, encantado - dije contento - el sábado entonces nos vemos ¿no?
- Bueno, eso espero, adiós - se despidió dándose la vuelta, lentamente.
Después de cerrar la puerta, mire por la mirilla ese cuerpo de la tentación alejarse. Pensé en lo que podría hacerle. Me entro tal calentón que subí al baño a masturbarme como un loco. Después de limpiarme me relaje un rato en el pc, haciendo un trabajo para clase y escuche música que venía de al lado, seguramente de Toni ... era algo muy heavy, pero me gustaba.
Llego el viernes por la tarde y ya había comentado a mi madre lo de la fiesta, entonces se había apresurado a cocinar un pastel para llevar y mi padre escogió una botella de vino para darle al vecino como regalo de bienvenida. Yo quede pensativo en que darle a Toni de regalo... así que subí a la terraza a pensar en algo. Era un chico de unos 20 años, y suponía que le gustaba las cosas típicas de mi edad, ósea, ropa, tecnología o algo así. La terraza seguía abierta por un lado, como siempre había estado, ya que antes con nuestros antiguos vecinos estábamos todo el día de cháchara. Vi que las persianas estaban bajadas menos una... que tenia incluso la ventana abierta. Escuche música, con el volumen mucho más bajo que el día anterior, la melodía de Toni, así que me acerque curioso a ver qué hacía.
Increíble fue mi sorpresa al descubrir a Toni desnudo encima de su cama, moviendo con ímpetu su enorme polla a la vez que metía en su ojete un consolador extra grande. Movía sus caderas al son de la música, su cabello rozaba su sudorosa cara, con sus ojos cerrados. El glande goteaba líquido pre seminal. Yo viendo esa imagen de ese dios frente a mí, note que mi verga palpitaba dentro de mi short. Necesitaba sacarla fuera y apretarla, sentirla contra mi mano. La saque suavemente sin quitar ojo a Toni que giraba las caderas al mete y saca de su dildo junto a sus masajes de pene. Comencé a frotar con fuerza mi polla dándome mucho placer, mirando a mi adonis que yacía inmerso en su masturbación. Entonces ocurrió algo inesperado. Alguien toco la puerta de Toni, y rápido se tapo con una sabana. Yo asustado por si me descubrían, me eche atrás, pero como estaba con los pantalones bajados caí de culo.
Paso un rato y cuando escuche que la puerta se cerró, me levantaba para irme. Entonces escuche una voz tras de mí.
- ¿Estás bien? - dijo Toni
Me gire rojo, con el trasero dolorido.
- Bueno, podría estar mejor... estaba aquí pensando... mirando el cielo y eso.
- Y yo me chupo el dedo.
- ¿Qué? ¿Cómo dices? - Dije sorprendido.
- Que me has visto machacármela... he visto tu reflejo hace unos cinco minutos frente a mi ventana ¿crees que soy tonto?
- ah... yo, yo... - cada vez estaba más nervioso con ganas de irme a mi casa.
- Eh, tranquilo tío - Toni me puso la mano en el hombro - mira, vamos a mi cuarto, vamos no te pongas nervioso.
Me llevo con uno de sus brazos a su cuarto y nos sentamos en su cama. El seguía desnudo, cosa que en parte me gustaba y en parte me ponía nervioso.
- Sabes que pasa... que estoy muy cachondo. Tú estas cachondo. Lo mejor que podemos hacer es quitarnos las penas y corrernos juntos, ¿qué te parece? - me dijo levantando una ceja.
- Pues... pues... bien, bien. - dije tartamudeando.
- Estupendo... déjame quitarte esto - mientras hablaba me quito la camiseta - bien así mejor... estas muy suave y no tienes nada de vello ¿qué años tienes?
- Dieciséis - dije totalmente rojo
- ¿es tu primera vez con un tío? - me dijo seguro.
- No... Bueno he estado con un chico varias veces pero solo besos y mamadas no hemos pasado de ahi - dije más valiente.
- ah ok. Bueno si te interesa, tengo 22 años, soy virgo y me gustan los tíos versátiles como yo - dijo sonriente - ¿quieres que probemos lo que te gusta?
Asentí con la cabeza.
- muy bien, así me gusta cachorro - dijo Toni, y empezó a besarme.
Mientras ambos nos besábamos, Toni me acariciaba toda la espalda y el abdomen. Después paso a mis pezones y me daba pequeños pellizcos. Luego paso a lamerlos, uno por uno. Sentía el calor de su boca. Mi polla estaba como loca. Vi que la suya, hace un rato flácida, estaba ahora como un mástil de barco mirando al techo. Me levante frente a él y aun sentado llegaba a mi pecho. Me bajo los pantalones dejándome totalmente al descubierto.
- Comencemos a mayores - Sonreía feliz.
- Muy... bien – decía yo entre suspiros.
Me agarro muy suave de los huevos y se metió el nabo en la boca. Tragándosela como un profesional me hacía ver todas las estrellas del firmamento. Sentía como una mano se metía entre mis piernas y buscaba mi orto para jugar al final con el. Sacaba el culo para que tuviera buen acceso ya que me gustaba ese cosquilleo. Al rato propuso un 69, y me coloque sobre él. Al poner mi polla en su boca y mi culo en pompa, su polla quedaba algo mas lejos de lo que pensé, pero Toni hizo un gran esfuerzo para que le lamiera su vergón. Poco a poco chupaba su cabeza rosácea, y jugando con mis manos y sus grandes bolas peladas. Agarraba sus muslos fuertes que yacían en la cama después del esfuerzo. Sus dedos recorrían mi esfínter, mojándolo con saliva, dilatándolo poco a poco, dándome mucho placer.
- Ponte boca abajo en la cama, veras ahora que bien - dijo empujándome - ahora voy a dilatarte con esto.
De su mesilla saco un dilatador negro. Tenía una pinta rara y no sabía para que era, pero yo me dejaba guiar por él. Me relaje boca abajo. Toni me abrió las piernas un poco y me metió la lengua hasta el fondo varias veces. Después me escupió el agujero. Vi como escupía también el dilatador y arrastraba la saliva por todo el aparato. Entonces lo puso en la entrada de mi culo y empezó a empujar causándome el dolor más espantoso que había sentido jamás. Paro un rato dejándolo allí parado, y continuo después. Casi gritaba pero me metió un calzoncillo en la boca para no hacerlo. Yo apretaba los dientes y sentía calor por todo mi cuerpo. Ya al de poco, comenzó a sacarlo y meterlo con más facilidad y yo sentía algo más de gusto, dentro de mí.
- ¿Qué te parece? ¿Te gusta verdad? - dijo en mi oído.
- Me encanta... es genial - dije entre suspiros
- pues yo también quiero - dijo sacándome el dilatador.
Se puso encima de mí y sin más ensalivo su rabo, lo paso por mis glúteos para endurecerlo, apretándolo con fuerza y después apretó su capullo contra mi culo. Note como su polla entraba dentro de mí.
- Joder tío, pero si estas ardiendo… me quemas el nabo - dijo mientras se movía encima de mí.
- Ahhhh... siiiii... lo estoooy - dije entrecortado
- Dios que ganas tenia de follarme al vecino - Toni jadeaba sonriente.
Comenzó a mover su cadera, sacando su polla por un lado y metiéndola por otro. Me estaba follando con mucho arte y potencia a lo que le estaba muy agradecido. Tirado en la cama, lo agarre del culo pidiendo más fuerza, y él poniendo un cojín bajo mi abdomen abrió mis piernas un poco más, dejando mi culo en pompa total. Comenzó a follarme como un conejo salido, sin parar. Notaba su sudor caer en mi espalda... olía tan bien. Entonces llego lo mejor.
- Me corro tío... me voy a correr - empezó a darme fuertes embestidas.
- ¡¡¡¡Venga siiiii... échala toda tío!!!! – decía. Estaba fuera de control.
- ¡¡¡Si tio me corro dentro!!! AHHHH - Empezó a moverse violentamente.
Note dentro de mí culo una oleada de lefa que chocaba en mi interior, caída de la polla de mi inquilino. Toni seguía con su polla dentro, dando pequeñas sacudidas contra mi y al final me corrí encima de sus sabanas. Después con su polla menos dura que antes, jugaba con el semen que salía de mi agujero.
- Eh… mañana vienes a la fiesta no? - dijo Toni.
- Si claro - dije sonriendo.
- Y ¿vas a traer la cesta de bienvenida? - dijo agarrándome el culo.
Esa noche me fui a casa y casi no dormí pensando en lo que había pasado y en que al día siguiente volvería a verle. Así que cuando madrugue de nuevo sali a la terraza y le vi ahí.
- Buenas vecino - dijo.
- Hola, buenos días - dije sonriendo
- En la fiesta si no estás ocupado... me gustaría enseñarte más que no he desempaquetado de la mudanza. - sonrió - te falta ver todos mis juguetes.
Desde entonces, ya sé que regalarle a Toni en su cumpleaños, claro que no se lo doy delante de nuestros padres y lo usamos juntos pasándolo muy bien ambos.

Relato Mi mejor amigo también


Ya hacía tiempo que no nos veíamos y aunque me hacía ilusión verle, me había fastidiado un poco que tuviera que ser precisamente ese sábado, con una hora de antelación, justo cuando por fin había podido quedar con un chico al que iba a conocer después de horas de charla y fotos por messenger.

No pude inventarme ninguna excusa, me había pillado tan desprevenido que cuando me dijo que estaba en Madrid y se iba al día siguiente no pude más que decirle que sí, que quedábamos para tomar algo. Casi no tuve ni tiempo de avisar al chico antes de que saliera de casa para dirigirse a la mia. Pareció entenderlo, o al menos eso pensé yo. Después de avisarle y cerrar el messenger, me quedé unos minutillos viendo sus fotos para ver lo que me iba a perder por culpa de mi mejor amigo que se había ido a malaga para trabajar ya que en madrid no encontraba trabajo. Hacía ya unos seis meses que no le veía pero si se hubiera esperado un fin de semana, sólo un fin de semana más, hubiera estado genial.

No sé el tiempo que llevaba viendo las fotos del chico cuando sonó el telefonillo. Extrañado por la pronta llamada descolgué y al otro lado sonó la voz de Jose, el temporalmente malagueño. No debía estar muy lejos cuando hizo la primera llamada para quedar, así que no llevaba tanto tiempo viendo las fotos de mi cita, pero sí el suficiente para estar completamente empalmado. Llevaba además varios días sin sexo esperando poder pasar una tarde entera de lujuria y desenfreno con Enrique, que así se llamaba mi cita, así que cualquier foto, chico o chica, mínimamente erótica me hacía tener una erección descomunal.

Cuando abrí la puerta, Jose se lanzó a mis brazos en un saludo tan efusivo que tuvo que notar por narices que mis vaqueros tenían una parte muy dura y abultada. Yo recibí el abrazo pero casi ni me atreví a mirarle a la cara. Le pregunté que tal dándome la vuelta invitándole a pasar y ocultando mi paquete a sus ojos. Después de cruzar un par de frases le dije que cogiera una cerveza de la nevera, que estaba en su casa. Le dije que me iba a duchar para salir a tomar algo que no me había dado tiempo dada la sorpresa de su llamada. Sin esperar respuesta me dirigí rápido hacia el baño dejando allí a Enrique claramente extrañado.

Sentí un verdadero alivio cuando, ya en el baño, me quité los pantalones y liberé mi miembro de aquella apretada prisión. Hacía tiempo que no tenía tantas ganas de sexo. Normalmente no estoy más de dos días sin echar un polvo, con chico o chica, o sin masturbarme. No puedo, el sexo me vuelve loco.

Me metí en la ducha todavía semi empalmado, abrí el agua y regulé la temperatura justo como me gusta, muy muy caliente. Empecé a ducharme sin poder evitar acariciarme el pene de vez en cuando, el agua caliente y el recuerdo de las fotos que prácticamente acababa de ver no eran una gran ayuda para relajarme. Y en esto que entró Jose. Yo me dí la vuelta rápidamente ya que la mampara de mi baño es completamente transparente, pero como acababa de empezar a ducharme todavía no se había empañado y el gesto rápido no pudo pasar desapercibido para Jose.

Me preguntó por el abridor para la cerveza y salió del baño con mi balbuceante respuesta.

Yo sabía que me tenía que haber visto, era imposible que no fuera así, por muy rápido que yo me hubiera dado la vuelta. Así que ya me intenté relajar y pensar en otra cosa para que mi pene se relajara también.

Me gustan las duchas largas. Estar un buen rato dejando que el agua caliente te relaje cada músculo. Una ducha así te deja nuevo. Y aunque no fuera el momento idóneo ya que tenía visita, tuve que hacerlo de esta forma para salir completamente relajado después del calentón de las fotos.

Ya estaba terminando cuando oí de nuevo como se abría la puerta del baño y entraba Jose. Esta vez no tuve que girarme porque mi estado ya era normal, y la verdad me daba igual que me viese desnudo. Además la mampara ya estaba totalmente empañada después de mi largo remojo. Pero esta vez fui yo quien se quedó mirando hacia Jose muy extrañado. Se acercó a la ducha hablando de algo, pero yo no le escuchaba porque según se acercaba mi asombro iba en aumento. Jose venía desnudo. Traía una sonrisilla picarona y me preguntó si él también se podía duchar, que venía cansado del viaje. Le dije como pude que sí por supuesto y me dispuse a salir de la ducha intentando no mirarle la entrepierna, cosa que no pude conseguir. Aún estando relajado su miembro tenía un buen tamaño, algo mayor que el mío, al que considero normalito unos quince centímetros en erección. Pero me cogió por el brazo y me dijo que no hacía falta que saliera, así podía contarme lo que había estado haciendo por málaga. Me soltó el brazo y deslizó la mano por mi tripa hacia abajo hasta que llegó a mi polla y se detuvo acariciándola por encima.

Yo abrí la boca para preguntarle casi tartamudeando que como sabía él que me iban también los tios. Y me contestó dos solas palabras, -el ordenador-

Entonces caí. Con la sorpresa de su pronta llegada me había dejado el ordenador con la tapa cerrada pero con las fotos de Enrique en la pantalla.

Ni que decir tiene que sus caricias me estaban poniendo a mil. Nunca me había planteado la posibilidad de que Jose pudiera compartir mis gustos, pero las caricias que me estaba proporcionando hacían que mis deseos y mi polla crecieran aún más que cuando pensaba en una tarde de sexo con Enrique.

Se metió en la ducha conmigo y pegó sus labios a los mios. Después de un beso de prueba diría yo, entreabrió su boca e introdujo la lengua despacito en la mia. Ambas lenguas se encontraron y empezamos a besarnos tranquilamente saboreando nuestras lenguas y labios. Jose abrió el grifo y el agua de la ducha empezó a caer sobre nuestros cuerpos mientras nos seguíamos besando y acariciando.

Jose estaba masturbando mi polla mientras yo hacia lo propio con la suya que aún no estaba en pie del todo pero que ya había conseguido una actitud suficiente para que me entraran unas ganas locas de metérmela en la boca. Me solté de la boca de Jose y me arrodille en la ducha. Observé su polla unos segundos mientras seguía masturbándola antes de metermela en la boca despacio. Iba saboreando cada centímetro de aquel miembro en el que nunca había pensado según se iba deslizando dentro de mi boca y el agua de la ducha caía sobre mi cabeza y mi espalda. Llegué al tope que mi inexperta boca me daba y volví a sacarla igual de despacito deleitándome con ese sabor tan especial. Volví de nuevo a introducirla y paré cuando mis labios llegaron al final de su glande. Mientras con los labios ejercía una cierta presión justo donde terminaba su capullo y con la mano seguía masturbándole, con la lengua le acariciaba el capullo arriba y abajo, le daba golpecitos y jugaba justo en su agujerito. Dejé ese juego y volví a metérmela hasta donde era capaz. Noté que ya había alcanzado su máxima dureza y la saqué para abservarla en todo su esplendor. Más o menos lo que había calculado unos dieciocho centímetros. Y ahí estaban justo delante de mis ojos para que siguiera disfrutando de ella. De nuevo volví a introducirla en mi boca y empecé a meterla y sacarla más rápido jugando con la lengua alrededor de su capullo. Jose parecía estar disfrutando de lo lindo y yo no recordaba haber tenido nunca tantas ganas de que se corrieran sobre mi lengua.

Seguía metiendo y sacando esa enorme polla de mi boca con jose retorciéndose y apenas aguantando de pie. De vez en cuando la sacaba y empezaba a lamerla por fuera, desde los huevos hasta la punta. La tenía durísima, ya no le podía quedar mucho para correrse y el agua caliente sobre su polla acrecentaba su placer. Yo no quise parar para ver que pasaría luego conmigo, quería que se corriera en mi boca y quería que se corriera ya. Volví a quedarme con solo su capullo dentro de mi boca y empecé a rozarlo con la lengua a la vez que aspiraba suavemente. Con la mano seguía masturbándole y aguanté así aspirándole la polla hasta que noté el primer chorro impactando sobre mi lengua y mi paladar. Suavemente fui aflojando la aspiración y empecé a acompañar el movimiento de mi mano con subidas y bajadas de mis labios alrededor de su polla. Mi lengua seguía torturando su capullo y recibiendo sucesivos espasmos y disparos de ese sabor tan único y especial. Jose se agarraba a donde podía, el orgasmo le hacía temblar las piernas y tenía que hacer grandes esfuerzos por no caerse totalmente debilitado. Continue chupando hasta que noté que su polla aflojaba y a Jose le hacía ya más cosquillas en la polla que otra cosa.

Me saqué de la boca su instrumento y jose se puso de rodillas para descansar las piernas. Acerqué mi boca a la suya y derramé su semen sobre su lengua para jugar con él repartiéndolo entre las dos bocas. Yo estaba muy excitado y necesitaba descargar toda esa tensión, pero no hizo falta decir nada. Jose se levantó y me empujó un poco hacia atrás para que recibiera bien todo el agua que caía de la ducha. Se agachó y me cogió la polla como si su vida dependiera de ello y empezó a chupármela de una forma realmente salvaje. Yo veía como mi polla aparecía y desaparecía a medida que él la iba engullendo y sacándola de nuevo. Con el tamaño de mi polla a él no le costaba demasiado metérsela entera en la boca y el placer que estaba consiguiendo con esa mamada era brutal. Me la chupaba muy rápido haciendo mucha presión con los labios y con la lengua. Yo apoyé la espalda para estar más cómodo ante la inminente corrida que suponía iba a ser bestial, pero cuando Jose notaba por mis gemidos que iba a estallar aflojaba el ritmo y se limitaba a darme lametones en los huevos y por todo el tronco de mi polla sin llegar a mi capullo. Cuando mi estado se tornaba otra vez "normal" volvía a meterse mi polla en la boca y a chuparla con la misma ansiedad. Repitió el proceso tres o cuatro veces, y ya en la última pensé que era la definitiva, pero aguantó todavía un poco más y me dejó prácticamente con el semen en la puntita sin atreverse a salir. Salió de la ducha y me dijo que esto no acababa ahí. Me instó a que saliera también, cerré el agua y me preguntó por el dormitorio.

Fuimos para allá todavía empapados por supuesto y cuando llegamos me tumbó boca abajo de una manera ciertamente brusca pero que aún me excitó más. Siempre que me habían penetrado lo habían hecho despacito y con cuidado por exigencia mía y temor a que me hicieran demasiado daño. Pero hoy estaba más cachondo que nunca, y la idea de que me embistiera a lo salvaje me apetecía sobremanera. Jose ya tenía de nuevo una erección completa y se tumbó encima mía restregando su polla entre mis nalgas empapadas. Se incorporó y según estaba yo boca abajo me cogió de la cintura y me levantó para ponerme a cuatro patas. En cuanto ví su intención le ayudé con la postura y me puse en cuatro con las piernas lo más abiertas posibles para presentarle todo mi culo y facilitarle a él y a mi culo el trabajo.

Yo ya me había atrevido con consoladores bastante grandes, a lo mejor no del tamaño de la polla de Jose, pero sí bastante grandes. Así que arqueé la espalda ofreciéndole más si cabe mi agujero y esperé a notar la embestida.

Jose apoyó su polla sobre mi culo y empezó a empujar con fuerza. Lo hacía sin contemplaciones pero no con la brusquedad que yo me había esperado. Empujaba y yo notaba como se iba abriendo paso dentro de mí. Dolía un poco pero la excitación y el agua jabonosa que todavía chorreaba de mi cuerpo lo hizo más facil. Empujó lo que yo calculé que era toda su polla y acto seguido la volvió a sacar para empezar con el movimiento. Cualquiera diría que se acababa casi de correr, tenía la polla igual de dura que cuando se la estaba mamando unos minutos antes.

Jose enseguida cogió ritmo con sus embestidas y yo con mis gemidos. Notar como su polla me taladraba me llenaba de placer, podía sentir perfectamente el calor de su polla rozando las paredes de mi culo y el poco dolor que sentí al principio tardó muy poco en desaparecer para convertirse en más placer.

Jose me agarraba fuerte por la cintura y aceleró más el ritmo, podía sentir como su pelvis golpeaba mi culo con cada embestida y supe que mi culo se tragaba enteritos sus dieciocho centímetros en cada estocada. Aguntamos así unos minutos y su polla cada vez entraba más fácilmente por mi agujero. Jose la sacó, se tumbó boca arriba y me pidió que me sentara encima. Así lo hice, me dispuse a horcajadas sobre su polla apoyando las manos en su pecho y bajé mi culo hasta notar su ardiente capullo en mi agujero. Seguí bajando hasta hacer desaparecer su polla dentro de mí y empecé a subir y bajar cada vez más rápido empalado en su miembro. Nunca había sentido tanto placer al penetrarme, pero también es cierto que nunca había tenido una polla de ese tamaño dentro de mí. así que atribuí el placer que me proporcionaba a que su polla entraba rozandome por todo el interior.

Yo aceleraba mis movimientos cada vez más y Jose me ayudaba cogiéndome por las caderas, pero ya me resultaba muy difícil seguir el ritmo porque mis piernas me estaban pidiendo un descanso. Jose empezó a gemir cada vez más fuerte y supuse que se iba a correr de un momento a otro, intenté aguantar un poco más para no cortar a jose en pleno orgasmo pero no me veía capaz. En medio de ese pensamiento jose pegó un grito que se puede decir que casi me asustó. Yo seguía subiendo y bajando mis piernas a duras penas cuando empecé a notar como mi culo se inundaba y empezaba a chorrear semen sobre la polla de Jose. Era su segunda corrida y daba la impresión de que esta era todavía más abundante que la otra.

Aflojé un poco el ritmo, más por necesidad que por intención, mientras Jose seguía sumergido en su orgasmo. Al final aflojé las piernas derrotado manteniendo su polla dentro de mí dando los últimos espasmos y empecé a hacer movimientos más o menos circulares con el culo para suplir el movimiento vertical y que Jose terminara totalmente con su corrida.

Después de unos cuantos circulos sobre su polla Jose estaba completamente exhausto y no podía ni moverse, así que me saqué la polla y me puse de nuevo a horcajadas dejando que el semen que aún quedaba dentro cayera sobre su ya agotada polla. Según estaba Jose tumbado me levanté y me puse sobre él en la típica postura de 69. Después de esa extraordinaria follada que me había dado no le iba a pedir que hiciera ningún movimiento raro, así que me limité a ponerme encima y meter mi polla en su boca para que me terminara de esa manera.

Jose empezó a chupármela mientras yo le follaba la boca y lamía el semen que había caido de mi culo sobre su polla. Estaba super excitado, el tener esa polla perforándome el culo me había hecho sentir un placer nuevo para mí por muchos consoladores que me hubiera metido yo mismo.

Tenía ya la polla a punto de estallar y el sabor de su polla y su pelvis cubiertas de leche me excitaban mucho más. Yo seguía penetrando la boca de Jose con mi polla totalmente roja y a punto de correrme cuando me metió el dedo buscando el famoso punto "p" y eso fue ya lo que me hizo explotar en un orgasmo intensísimo dentro de su boca. Me abandoné completamente al placer de vaciarme dentro de su boca apenas sacando y volviendo a meter mi polla un par de centímetros, lo justo para mantener la sensación de roce con su lengua y sus labios.

Después de haberme vaciado por completo caí al lado de Jose con la boca manchada todavía de lo que había lamido de su cuerpo, y Jose permaneció tumbado boca arriba tragando lo que yo le había dejado en la boca. Se incorporó y se acercó a mí pegando su boca a la mia y restregandome su lengua que mantenía el sabor de mi corrida a pesar de habérsela tragado. Se volvió a tumbar boca arriba y dijo.-Vamos a tomar algo para recuperarnos, mañana me voy y no quiero irme sin haber tenido tu polla dentro de mi culo-.

Me comentó más tarde ya tomando algo, que había sido bi desde siempre, que no había sido nada nuevo, pero que no lo comentó a nadie nunca. Yo le dije que esta había sido la mejor manera de enterarme que mi mejor amigo también era bisexual.
Machosgaycr